02. Moral fundamental. 5. La Gracia.

El principio remoto del que brotan los actos sobrenaturales y meritorios es la gracia santificante. El principio próximo y formal son las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo. La Gracia santificante es la raíz y fundamento de las virtudes infusas, lo que requiere saber qué es.
Santo Tomás advierte los sentidos principales en los que se suele emplear la palabra gracia1:
- Para significar la benevolencia que sentimos hacia una persona que nos resulta grata.
- Para designar un don gratuito que concedemos a alguien (conceder una gracia).
- Para referir gratitud o agradecimiento por un favor recibido (dar las gracias).
El primero conduce al segundo, y el segundo conduce al tercero. En los tres sentidos se dirige la gracia divina como un don de Dios, que procede de su infinita liberalidad hacia el hombre, y que debe excitar en éste la más entrañable gratitud. La Gracia es un don o beneficio sobrenatural concedido gratuitamente por Dios a la criatura racional en orden a la vida trascendente.
Es de saber que todo cuanto el hombre ha recibido de Dios son propiamente dones suyos, ya que no teníamos derecho a nada en el orden natural y tampoco en el sobrenatural. El primer gran don de Dios, que hace posible todos los demás, es el de nuestra propia existencia. Después, recibimos de Él todos los demás dones naturales, junto con el don sobrenatural de la gracia, que rebasa y trasciende el orden natural. Puede ser:
1. GRACIA HABITUAL O SANTIFICANTE
Santo Tomás explica la diferencia entre la voluntad humana y la voluntad divina: El hombre ama a alguien por alguna buena cualidad que descubre en él, de suerte que esa bondad es anterior a nuestro amor, y motivo de su causa o excitación. Pero esto es imposible en el amor de Dios a nosotros, porque nosotros no podemos tener ninguna bondad natural o sobrenatural que no hayamos previamente recibido de Él, por tanto, Dios no puede amarnos por alguna bondad que descubra en nosotros. Es al revés: el amor de Dios a nosotros causa en nosotros la bondad que quiere amar. El amor sobrenatural de Dios al hombre implica necesariamente una realidad sobrenatural infundida por Él en el alma, y ésa es la Gracia santificante2.
a) La gracia habitual o santificante, por la que el hombre se hace grato a Dios, es algo real, creado y recibido intrínsecamente en el alma. Lo negaron los protestantes luteranos y calvinistas.
b) La gracia santificante es una participación física y formal, aunque análoga y accidental, de la naturaleza misma de Dios.
c) La gracia santificante reside en la esencia misma del alma y se distingue realmente de la caridad sobrenatural.
d) La gracia santificante es superior en dignidad y valor a todas las demás realidades creadas naturales y sobrenaturales, excepto las que pertenecen al orden hipostático.
2. GRACIA ACTUAL
Es un acto fugaz y transitorio, no un hábito; una moción sobrenatural de Dios a manera de cualidad fluida y transeúnte ue dispone al alma para obrar o recibir algo en orden a la vida eterna.
a) Cualquier hombre puede, bajo la moción general de Dios, que se le debe por la providencia común, realizar con sus solas fuerzas naturales, sin ayuda de la gracia, algunas obras éticas o naturalmente buenas.
b) El hombre caído puede cumplir, sin auxilio de la gracia, cualquier precepto de la ley natural considerado aisladamente, a excepción del precepto de amar a Dios sobre todas las cosas.
c) El hombre caído no puede sin auxilio de la gracia guardar colectivamente y por largo tiempo los preceptos de la ley natural.
d) El hombre caído no puede con sus solas fuerzas naturales merecer la gracia.
e) El hombre caído no puede impetrar la gracia con una oración puramente natural, o sea, sin ayuda de la gracia actual.
f) El hombre caído no puede con sus fuerzas naturales disponerse convenientemente a recibir la gracia.
g) El movimiento inicial hacia la fe procede ya de la gracia, y el hombre no podría producirlo jamás con sus solas fuerzas naturales.
h) La previa moción de la gracia (gracia actual) se requiere indispensablemente para todo acto saludable, o sea, para todo acto relacionado con la salvación del alma.
i) El hombre ya justificado y en posesión de los hábitos sobrenaturales (gracia, virtudes y dones) necesita todavía el previo empuje de la gracia actual para realizar actos sobrenaturales.
j) El justo no puede perseverar largo tiempo en el estado de gracia, sobre todo hasta el fin de su vida, sin un auxilio especial de Dios.
k) El justo, por muy perfecto y santo que sea, no puede evitar durante toda su vida todos los pecados veniales sin un especial privilegio de Dios.
l) Dios ofrece a todos los justos las gracias próxima o remotamente suficientes para que puedan resistir las tentaciones o cumplir los preceptos de Dios.
m) A todos los pecadores, aún a los endurecidos y obstinados, ofrece Dios misericordiosamente los auxilios suficientes (al menos remotamente) para poder arrepentirse de sus pecados.
n) Dios ofrece a todos los infieles negativos (salvajes, paganos, etc.) las gracias próxima o remotamente suficientes para que puedan convertirse a la fe.
ñ) Dios no niega jamás la gracia habitual o santificante al que hace lo que puede para alcanzarla con la gracia actual.
Notas: a) Imagen del encabezamiento: PeterPaulRubens_TheThreeGraces (1635) (Fuente: https://artvee.com/). b) Texto elaborado a partir de extractos resumidos de: ROYO MARIN, Antonio. Teología moral para seglares (1964).