
El hombre se demuestra como un ser ‘deficiente’, a causa de la “reducción de su instinto (A. Gehlen, 1904-1976). Esta deficiencia aporta una ventaja, pues el hombre llega al mundo tan débil, tan necesitado y privado de la instrucción de la naturaleza, sin las habilidades y talentos que poseen generalmente los animales, que le obliga a desarrollar una educación y aprendizaje como ninguna otra especie.
Al no tener suficiente con los elementos del comportamiento instintivo del que carece, el hombre más que cualquier otro animal necesita experimentar y aprender por sí mismo, además de -lo que suele ser más frecuente- aprender de otros. Si las especies animales están firmemente ligadas a su entorno natural, para el hombre es él quien construye un modelo del mundo conforme a su experiencia y adapta el entorno a ese modelo.
Debido a estas carencias, “el hombre necesita, por su propia naturaleza, saber” [Aristóteles, Metafísica]. Tal podría deducirse de esta sentencia imperecedera -en realidad, enunciado como axioma-, que aquel hombre desinteresado por saber, ha perdido su naturaleza humana. El medio por el cual el hombre busca saber es haciendo una pregunta. Sobre las preguntas puede enunciarse:
1. Debe formularse sobre la base de un conocimiento previo. Conocida es la afirmación de Sócrates sólo sé que no sé nada; reconociendo dónde se encuentra la frontera entre lo que conocemos y lo que ignoramos podemos preguntar.
No se puede formular una pregunta sin tener una percepción del límite de lo que se sabe sobre algún asunto. Por este motivo, no es la limitación de saber lo que obstaculiza la formulación de una pregunta, sino -por ejemplo- una falsa creencia que ya se sabe lo suficiente. También lo es, en sentido contrario, la creencia que no saber absolutamente nada.
2. Debe ser adecuada y tener sentido. Esto significa que la pregunta no debe contener contradicciones, ni asociar propiedades o conceptos incompatibles, ni buscar causas a hechos que no existen. La adecuación y sentido de una pregunta es más fácil de percibir por razón natural que positiva, es decir, resulta complejo -por difícil de abarcar- la causística concreta de lo que tiene o carece de sentido. En este sentido, es fundamental que al hacer una pregunta ésta se formule con conocimiento suficiente y con honestidad intelectual (es decir, voluntad real de acercarse a la verdad).
3. Debe plantearse desde una determinada perspectiva, o enfocada al campo de acción de una determinada ciencia o disciplina. Esto es porque el significado de una pregunta varía si se hace desde una perspectiva o se hace desde otra (por ejemplo, la pregunta ¿qué soy?, tiene respuestas distintas en el campo de la biología -cuya respuesta sería un ser vivo-, de la psicología -cuya respuesta podría ser: diestro-, o desde la sociología -cuya respuesta podría ser: un individuo de clase media-).