A2. Moral especial-α. 3. La virtud de la religión.

La palabra religión tiene estas fuentes etimológicas: Cicerón la deriva de relegere, volver a leer, porque se ha de releer con frecuencia las oraciones y demás actos del culto; San Agustín la deriva de reeligere, volver a elegir a Dios, tras estar perdido por el pecado; Lactancio la deriva de religare, porque nos liga a Dios, vuelve a ligar lo que al principio estaba unido. Ésta última parece la versión más sólida. En todo caso, la religión trata de ligarnos como a primer principio y como a último fin1. Puede definirse como la virtud moral que inclina la voluntad del hombre a dar a Dios el culto debido como primer principio de todas las cosas.
En dos lugares distintos de la Biblia (Éxodo, 20: 2-17 y Deuteronomio, 5: 6-21) se cuenta la espectacular forma en que fue promulgado el Decálogo, los 10 mandamientos. Aquí se cuenta cómo Moisés trae del monte Sinaí las tablas de la ley con los 10 mandamientos escritos por el dedo de Dios (Ex. 31, 18).
La primera tabla contenía los tres primeros mandamientos, que regulan nuestros deberes para con Dios:
- «Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 2-5).
- «No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios» (Ex 20, 7; Dt 5, 11).
- «Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo» (Ex 20, 8-10; cf Dt 5, 12-15).
La segunda tabla contenía los otros siete, que regulan nuestros deberes para con el prójimo:
- «Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar» (Ex 20, 12).
- «No matarás» (Ex 20, 13).
- «No cometerás adulterio» (Ex 20, 14; Dt 5, 17).
- «No robarás» (Ex 20, 15; Dt 5,19).
- «No darás testimonio falso contra tu prójimo» (Ex 20, 16).
- «No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva» (Ex 20, 17).
- «No codiciarás […] nada que […] sea de tu prójimo» (Ex 20, 17). «No desearás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo» (Dt 5, 21).
Al bajar Moisés del Sinaí, advirtió que los israelitas se habían fabricado un becerro de oro, al que estaban adorando. Lleno de ira arrojó las tablas al suelo, haciéndolas pedazos. Posteriormente Dios le dio otras, las cuales se guardaron con gran veneración en el arca de la alianza, y más tarde en el interior del Sancta Sanctorum del templo de Jerusalén. Para el arreglo y pacificación total del mundo, bastaría que todos los hombres practicaran, con absoluta sinceridad y buena fe, los diez mandamientos de la ley de Dios.
El cumplimiento de los preceptos del decálogo obliga a todos los hombres del mundo, bautizados o no, con necesidad imprescindible para alcanzar la salvación. Cuando Jesús fue interrogado por un joven sobre lo que tenía que hacer para alcanzar la vida eterna, éste le contestó rotundamente: Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt. 10, 17). Para la tradición católica, los Diez Mandamientos, aunque fueron revelados, son accesibles al hombre por razón natural, y de este modo ofrecen a todos los hombres un compendio de esa ley natural.
Para enseñar los Diez Mandamientos de una manera más sencilla es usada la fórmula catéquética del Compendio del Catecismo de la Iglesia católica:
- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- No tomarás el nombre de Dios en vano.
- Santificarás las fiestas.
- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás actos impuros.
- No robarás.
- No darás falsos testimonios ni mentirás.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- No codiciarás los bienes ajenos.
El catecismo católico, citando el Evangelio de Mateo (Mt. 22; 37-40), añade: «Estos Diez Mandamientos se encierran en dos; amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Que inculca los dos grupos de mandamientos antes mencionados, dirigidos a los deberes para con Dios y los deberes para con el prójimo.
Notas: a) Imagen del encabezamiento: AlexanderAndreyevichIvanov_TheApparitionOfTheMessiah (1837-1857) (Fuente: https://artvee.com/). b) Texto elaborado a partir de extractos resumidos de: ROYO MARIN, Antonio. Teología moral para seglares (1964).
- Santo Tomás, Suma Teológica, II-II, 81, 1. ↩︎