A2.2.2. Los deberes para consigo mismo (2): Prudencia

A2. Moral especial-α. 2. Los deberes para consigo mismo. 2. Prudencia.

La virtud de la prudencia es sobrenatural e infusa, infundida por Dios en el entendimiento práctico para el recto gobierno de nuestras acciones particulares en orden al fin sobrenatural. Es la más importante de las virtudes morales, pues su influencia se extiende a todas las demás en la evaluación interna que se ejerce para buscar el justo medio en que consisten todas ellas.

Según Santo Tomás, los actos o funciones de la prudencia son tres:

  • El Consejo, por el que consulta, delibera, indaga los medios y las circunstancias para obrar honesta y virtuosamente.
  • El Juicio, o conclusión sobre los medios hallados, dictaminando cuáles deban emplearse u omitirse en cada situación particular.
  • El Imperio, u orden de ejecutar el acto, que aplica a la operación los anteriores consejos y juicios.

PARTES DE LA PRUDENCIA

I. PARTES INTEGRALES.

a) Memoria de lo pasado, porque nada hay que oriente tanto para lo que conviene hacer como el recuerdo de nuestra propia experiencia o lo visto ocurrir a otros. La experiencia es la madre de la ciencia.

b) Inteligencia de lo presente, para saber discernir si lo que nos proponemos hacer es bueno o malo, lícito o ilícito, conveniente o inconveniente.

c) Docilidad, para pedir y aceptar el consejo de otras personas sabias y experimentadas. Es temeraria imprudencia pretender resolver por uno mismo todos los casos que se nos puedan presentar.

d) Sagacidad, o prontitud de espíritu para resolver por uno mismo los casos urgentes que no admiten espera hasta tener consejo.

e) Razón, que en casos donde no aplica urgencia dan tiempo para resolver por uno mismo después de una madura reflexión y examen.

f) Providencia, que consiste en fijarse bien en el fin lejano que se intenta (de procul videre, ver desde lejos), para ordenar a él los medios oportunos y prever las consecuencias del acto que se va a realizar.

g) Circunspección, o atenta consideración de las circunstancias para juzgar si es o no conveniente realizar el acto. Hay actos que son buenos o convenientes considerados sólo por sí mismos, pero en unas circunstancias dadas pueden dejar de serlo.

h) Cautela o precaución, contra los impedimentos exteriores que pueda ser impedimento o comprometer el éxito de la acción.

II. PARTES SUBJETIVAS.

a) Persona, la que se encarga de dirigir los actos individuales del que la posee.

b) Social, que se refiere al bien común de la sociedad. Se divide en gubernativa, política, familiar y militar.

III. PARTES POTENCIALES.

a) Eubulia o buen consejo, que inclina a encontrar los medios más aptos y oportunos para el fin que se pretende.

b) Synesis o sensatez, que inclina a juzgar rectamente según las leyes comunes y ordinarias. Es lo que se suele llamar sentido común.

c) Gnome o juicio equitativo, que desempeña el mismo papel que el anterior en los casos excepcionales.

VICIOS OPUESTOS

a) Por ser manifiestamente contrarios a la prudencia:

  • La imprudencia, que afecta a todas las partes de la prudencia y se subdivide en tres partes potenciales por oposición a sus correspondientes de la prudencia: i) la precipitación, que se opone al consejo o eubulia, obrando temeraria y precipitadamente, por el solo ímpetu de la pasión o capricho; ii) La inconsideración, por la cual se desprecia o descuida atender a las cosas necesarias para juzgar rectamente, contra el juicio, la synesis y el gnome; iii) la inconstancia, que lleva a abandonar fácilmente, por fútiles motivos, lo buenos propósitos y determinaciones dictados por la prudencia, oponiéndose al precepto o mandato de la misma.
  • La negligencia, que supone falta de solicitud en imperar eficazmente lo que debe hacerse y del modo que debe hacerse. Se distingue de la inconstancia, de la pereza y de la indolencia en que la negligencia no impera, la inconstancia no cumple lo imperado, la pereza no lo comienza a tiempo y la indolencia lo realiza flojamente, sin cuidado y sin esmero.

b) Por ser falsamente parecidos a la prudenecia:

  • La prudencia de la carne, que es una habilidad diabólica para encontrar los medios de satisfacer pasiones desordenadas de la carne.
  • La astucia, que es una habilidad especial para conseguir un fin, sea bueno o malo, por vías falsas, simuladas o aparentes.
  • El dolo, que es la astucia practicada principalmente con las palabras.
  • El fraude, que es la astucia practicada principalmente de los hechos.
  • La solicitud excesiva de las cosas temporales o futuras, que supone una imprudente sobreestimación del valor de las cosas terrenas y una falta de confianza en la divina providencia.

Notas: a) Imagen del encabezamiento: LucaGiordano_ApolloAndDaphne (Fuente: https://artvee.com/). b) Texto elaborado a partir de extractos resumidos de: ROYO MARIN, Antonio. Teología moral para seglares (1964).

ÚLTIMAS PUBLICACIONES