02.1. El último fin del hombre

02. Moral fundamental. 1. El último fin del hombre.

En general, la palabra fin significa el término de una cosa. Así, decimos que la muerte es el fin o término de la vida.

I. EL FIN.

Todas las cosas tienden a su propio fin, pero de muy diferentes maneras, según la naturaleza de las mismas. Las principales son tres:

a) Pasiva o ejecutivamente: Es el modo que corresponde a los agentes que carecen de todo conocimiento. Ignoran el fin, pero se dirigen a él por movimiento natural o artificial recibido de un agente superior. Por ejemplo, una piedra que tiende naturalmente a caer por acción de la gravedad.

b) Por aprehensión instintiva: Es el modo propio de los animales. Ignoran la razón de fin en cuanto a tal, pero lo aprehenden con sus sentidos y se dirigen a él por los impulsos de su instinto (instinto impreso en su propia naturaleza). Por ejemplo, el ave que construye su nido, ignorando cuál sea la finalidad pero ejecutándolo con exactitud.

c) Por libre elección: Es el modo propio de los seres racionales. El hombre tiende al fin en cuanto a tal. Advierte con su entendimiento la razón misma de su finalidad y lo elige libremente con su voluntad.

II. EL BIEN.

El Bien se identifica con el fin, ya que todo agente busca con su acción algo que juzga conveniente para él; de lo contrario se abstendría de tender a él.

Es imposible que un agente racional dirija su acción al mal precisamente en cuanto a mal. Sin embargo, por error puede apreciar como bien lo que sólo lo es aparentemente, siendo en realidad un mal. Así, el que comete una falta o acción inmoral, lo que busca es un placer o gusto desordenado, es decir, realiza una mala acción buscando un bien, aunque sea falso o aparente. Jamás busca un mal en cuanto a tal.

El bien se puede clasificar:

a) Por razón de su perfección: en último, supremo o absoluto.

b) Por razón de su verdad: verdadero o aparente (no cabe aquí hablar de falso por lo dicho anteriormente).

c) Por razón de su apetibilidad: honesto, deleitable o útil. Santo Tomás advierte que esta división no es unívoca, de tal suerte que sólo el bien honesto realiza plenamente la razón de bien, viniendo en segundo lugar el bien deleitable y en tercero el bien útil [Suma Teológica 1, 5, 6 ad. 3]

III. LA FELICIDAD.

La felicidad es el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien que le llena de dicha y de paz.

Todo ser racional tiende a su propia felicidad de una manera necesaria. Incluso un asesino o un suicida busca con su acción su felicidad, creyendo erróneamente que matando o muriendo dejará de sufrir un mal. Puede distinguirse la felicidad natural y la sobrenatural.

De esto puede entenderse que el fin, el bien y la felicidad son una misma cosa con nombres diferentes: Todo hombre obra por un fin que tiene para él razón de bien, en cuanto que le proporciona o conduce a su propia felicidad.

Con lo cual aparece claro que la felicidad es el último fin del hombre, al que se encamina siempre de una manera necesaria, rebasando y trascendiendo su propia libertad.

Notas: a) Imagen del encabezamiento: FrenchSchool_VenusAndHerNymphsBathingIndistinctly (1847) (Fuente: https://artvee.com/). b) Texto elaborado a partir de extractos resumidos de: ROYO MARIN, Antonio. Teología moral para seglares (1964).

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