A2.2. Los deberes para consigo mismo

A2. Moral especial-α. 2. Los deberes para consigo mismo.

Nada tienen que ver con nosotros mismos la fe y la esperanza, que se refieren exclusivamente a Dios, ni la virtud de la justicia, que se refiere exclusivamente al prójimo. Los deberes para consigo mismo se reducen a un aspecto de la virtud de la caridad, entre las teologales, y a los de la prudencia, fortaleza y templanza entre las morales.

La caridad sobrenatural para consigo mismo es el acto sobrenatural por el que nos amamos a nosotros mismos en Dios, por y para Dios. Se extiende a la propia persona y a todo cuanto nos pertenece, tanto en el orden natural como en el sobrenatural:

a) Con relación a la vida natural

  • El hombre tiene obligación de amar su propio cuerpo y conservar su propia vida natural en virtud del precepto de la caridad para consigo mismo.
  • Sin embargo, es lícito practicar la mortificación voluntaria, incluso muy severa, para expiar los pecados propios o ajenos, aunque ello lleve consigo la disminución no intentada de nuestra vida en la tierra.
  • Se puede también -y a veces se debe- inmolar la propia vida en aras de la caridad para con el prójimo o del bien común temporal.
  • El hombre debe procurarse, por caridad para consigo mismo, un porvenir humano digno y decoroso, de acuerdo con sus aptitudes personales y ambiente social en que vive.

b) Con relación a la vida sobrenatural

La vida sobrenatural es incomparablemente más importante que la natural, y con relación a ella, la caridad para con nosotros mismos prescribe dos cosas fundamentales: i) evitar el pecado a toda costa, y ii) practicar la virtud con la máxima intensidad posible.

  • La caridad para consigo mismo nos obliga a evitar cualquier pecado, por mínimo que sea, aun a costa de la propia vida. Esta conclusión es clara si se tiene en cuenta la distancia infinita entre el orden natural y el sobrenatural, y la infinita superioridad de éste frente a aquél. Así, se debe estar dispuesto a perder la vida natural antes que acarrearse el daño espiritual que provoca cualquier pecado.
  • La caridad para con nosotros mismos nos obliga a procurar con todo empeño el desarrollo de la vida sobrenatural en nuestras almas hasta alcanzar las cumbres de la perfección cristiana.

Notas: a) Imagen del encabezamiento: AlbertAublet_ReadingOnTheGardenPath (1883) (Fuente: https://artvee.com/). b) Texto elaborado a partir de extractos resumidos de: ROYO MARIN, Antonio. Teología moral para seglares (1964).

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